Textos de motivación

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domingo, 3 de junio de 2007

El plano Astral


El Plano Astral
Por: Athene Raefiel


El plano astral, también conocido como uno de los siete cielos, es el plano de existencia a través del cual toda vida tangible se experimenta a sí misma. Nosotros nos experimentamos y experimentamos nuestras vidas en el plano astral a cada momento de cada día.

Cuando alguien muere, con frecuencia sucede que otras personas ven lo que interpretan ser el alma dejando el cuerpo, cuando en realidad lo que están viendo es el cuerpo astral. El cuerpo astral es aquel en el que, generalmente, vivimos nuestra vida una vez que el cuerpo físico muere. Digo generalmente porque no todo el mundo necesita continuar viviendo en el plano astral, ya que hay quienes lo han trascendido antes de su muerte física. El plano astral es un cielo de visibilidad; allí uno puede ver, tocar y sentir de manera muy parecida a como lo hacía antes de morir. Es por ello que muchas personas ni siquiera se dan cuenta de que han dejado el mundo físico y han pasado a ese plano.

En el plano astral existen muchas dimensiones de vida y pensamiento. El bajo astral o la energía entre nosotros y los mundos más celestiales, está lleno con formas de pensamientos negativos que pueden ser descritas como demonios o el infierno. Esta dimensión de energía fue y sigue siendo creada por los procesos humanos de pensamiento y emociones negativas. El bajo astral es como un recipiente para estas energías y siempre estamos sujetos a ellas. Una de las leyes universales dice que los iguales se atraen. Cuando estamos en nuestro más bajo nivel emocional y mental, es cuando más propensos estamos a contagiarnos de estas energías de tristeza, dolor y rabia. Es entonces cuando recibimos un bombardeo de estos sentimientos no deseados y nos aborrecemos a nosotros mismos.

El bajo astral existe para dar cabida a esas energías, ya que fueron creadas por personas a quienes todavía pertenecen, lo deseen o no. Nosotros, al ser creadores de nuestras propias realidades, tenemos la oportunidad de dirigirnos a nuestras creaciones para transmutarlas y también para recrearlas nuevamente. No hay nada en el cielo y la tierra que sea intrínsecamente malo; son solo nuestras percepciones las que hacen que las circunstancias, los eventos y la gente nos parezcan malos.

Cuando una persona aprende a comprender la percepción, entonces tiene la habilidad de ir más allá del bajo astral y sanar sus pensamientos atormentados y sus procesos sentimentales. Esto le permite disminuir su necesidad de experimentar el bajo astral y comienza a ascender dicha dimensión y a adentrarse en los mundos celestiales de belleza, amor y conocimiento. El plano astral es un lugar de visión y de luz. Allí, en el alto astral, tenemos la habilidad de ver los reflejos de los seres y los mundos celestiales. Algunos de estos seres se parecerán y serán llamados guías espirituales, ángeles, maestros ascendidos, consejos de luz, jardines de paz, templos de luz y por el estilo. Este reflejo que percibimos es como ver con nuestros ojos físicos, pero es aún mucho más bello de lo que uno pudiera imaginarse, y la experiencia no puede ser descrita fácilmente con palabras.

La energía astral es invisible al ojo humano, no obstante, es la fuerza que nos da energía en el plano físico. El astral es lo que limita entre los planos físico y etérico de existencia y de conciencia. En la experiencia astral no solo podemos ver a los seres celestiales de otros planos de existencia, sino que podemos viajar dentro de ellos a través de nuestra conciencia.

El cuerpo astral y el plano astral han sido usados por siglos para ver a distancia. Cuando una persona ve un aura o es clarividente, clariaudiente o clarisintiente, de hecho está usando su sensibilidad astral para experimentar tales cosas. Algunos llaman a esto intuición desarrollada. Cuando aprendemos en qué forma somos seres astrales, así como seres físicos, descubrimos que somos capaces de viajar dentro de la conciencia, en vez del pensamiento. Pensar es una experiencia racional basada únicamente en el hemisferio izquierdo del cerebro. La conciencia es el uso de todo el cerebro subconsciente y supraconsciente a la vez.

El astral es un depósito de información que puede brindar revelaciones del porqué y los motivos de las preguntas místicas para quien sepa como usarlo. Allí se pueden accesar los registros Akáshicos para aprender de ellos. El plano astral no puede separarse de otros planos de existencia, así como el plano físico tampoco. Una vez que entendamos que todas las cosas son energía, entonces podemos aprender a comunicarnos con y a través de la energía que somos.

Todos los planos de existencia interactúan dentro de nosotros todo el tiempo; es preciso que nos volvamos conscientes de esta actividad si queremos evolucionar espiritualmente y sobrevivir a los cambios actuales del plano terrenal.

Abundan demasiadas versiones y explicaciones sobre como moverse entre las diferentes frecuencias dimensionales de luz, como si debiéramos comprenderlo y formar parte de esto. Sin embargo, para hacerlo, debemos por lo menos haber dominado el plano físico y el plano astral de conciencia.

¿Como podemos entender la esencia de las frecuencias de la quinta y sexta dimensión, si todavía debemos comprender la cuarta? La energía de la cuarta dimensión tiene que ver con el misterio de la vida y del universo. Tiene que ver con el entendimiento del amor incondicional, así como del amor condicional. También versa sobre cómo entender que somos esas cosas y que debemos convertirnos en ellas. El aprendizaje de la cuarta dimensión se relaciona con la sabiduría y la predicción, la conciencia de la energía y los mundos invisibles manifestados. Está relacionado con la pureza, la confianza y la inocencia.

Cuando hayamos pasado a través de los misterios de la iniciación de la luz astral que nos enseña estas cosas, entonces podremos continuar con el aprendizaje y la conciencia de la quinta dimensión, no antes. Las leyes universales y cósmicas no permiten tomar atajos a aquellos que pretenden ignorar su funcionamiento. Como las teclas de un piano, hay un orden establecido que todo iniciado debe seguir para lograr la ascensión de cada plano y dimensión de conciencia.

La quinta dimensión trata del plano causal y de las leyes de la creación o causa y efecto. No podemos crear con facilidad nuestra propia realidad y una realidad de paz amorosa y armonía sin descubrirla primero dentro de nosotros mismos. Poseer el poder y la habilidad de crear a voluntad es un peligro, y a la vez un honor. Es un poder que se gana a través de nuestra dedicación al misterio de la vida del alma y del espíritu. Los misterios del alma y del espíritu se enseñan y se aprenden a través del Plano Astral.

Cuando podamos transmutar nuestros juicios sobre lo que es bueno y lo que es malo, cuando entendamos que el velo de la ilusión en la vida fue creado por milenios y que es simplemente una distracción de la verdad interna, entonces podremos movernos a la quinta dimensión de aprendizaje y habilidades.

Es cierto que como individuos y como planeta, tenemos acceso a las frecuencias dimensionales de la quinta, sexta y séptima dimensión. Esto siempre ha sido así, pero en esta era se ha vuelto más fácil de percibir para la mayoría. Es verdad que existen frecuencias dimensionales aún más puras que se hallan después de éstas; es también cierto que para experimentar tales frecuencias, debemos ser capaces de vibrar en dichas frecuencias.

Podemos imaginarnos cosas portentosas y maravillosas. La imaginación es una gran herramienta. La verdadera grandeza y revelación viene a través de la experimentación de la verdad; no de imaginárnosla.

El plano astral es nuestro primer paso a otros planos de existencia y conciencia. Podemos usarlos ahora o después de la muerte para explorar los mundos no visibles de majestad y belleza que se encuentran dentro de cada alma. El plano astral resuena con nuestras frecuencias de tercera y cuarta dimensión. Es nuestra escalera para ver la ilusión y dejarla atrás. Es, en esencia, el intermediario necesario para trascender los planos de la forma y entrar en los misterios de lo que no tiene forma.


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