Textos de motivación

Aquí podrás leer aquellos mensajes que nos han dejado algo por aprender. Estos textos en su mayoría corresponden a los miembros del grupo 'Navegando en tu Interior' . Si algo te motivó en lo que leíste puedes dejar tu comentario al pie de cada texto.

jueves, 12 de abril de 2007

La aventura interior


La primera vez que escuché de verdad mi corazón estaba rodeada de montañas. Me sorprendió la fuerza y la certeza con que me hablaba. Desde entonces me acompaña en todo lo que hago esa sensación de ansiedad, curiosidad, sorpresa e ilusión. He aprendido que cuando uno realiza aquello por lo que ha venido su corazón danza constantemente.

¿Qué harías si un buen día decidieras que tu camino es subir el Himalaya? Seguramente, lo primero sería asustarte. Nadie está acostumbrado a las aventuras. Solemos rodearnos de seguridad y protección a nuestro alrededor: mi familia, mi trabajo, mis amigos… una vida estable… ¿Quién se atreve a salir de su círculo para adentrarse en los caminos oscuros de nuestros límites?
Tal vez la seguridad y la protección te hacen sentir bien. Entonces defiéndela con los dientes. O tal vez, hay una vocecita en tu interior persistente y molesta que te cuenta que tu seguridad no te hace sentir en paz, que sigues asustado, que evades y rehuyes algo que en realidad te persigue constantemente. Entonces, eres un aventurero, uno de los "Caminantes" de Hermann Hesse.

Si es así, búscate una mochila interior e introduce todas las herramientas que vas a necesitar para el viaje: coraje, para abrigarte en la noche y en la soledad; Amor, para disipar a los fantasmas; Confianza, para seguir el verdadero camino; Luz, para iluminar los oscuros recodos; Ilusión para apagar la sed del cansancio.
Con la mochila llena de cuanto necesitas, empieza dando el primer paso.


Necesitas entrenamiento. Date unos cuantos paseos cortos. Jamás harás ocho mil metros de altura sin antes haber recorrido pequeñas lomas. Deja que los pies te guíen. A veces, no verás más allá del bosque, porque los árboles serán muy grandes, pero los pies son muy listos y siempre te llevan por el camino correcto.
Por fin, llegarás al pie de tu expedición. Te sentirás cansado y aún no habrás hecho el primer kilómetro. No importa. Descansa cuanto necesites. Habla con los caminantes que te encuentres. Siempre hay caminantes hacia el Himalaya. Compartid vuestra confusión, vuestras expectativas, vuestros anhelos. Permite que los que ya han estado te expliquen la maravillosa vista que se ve desde el cielo del mundo. Deja que sus relatos animen a tu corazón a andar otro kilómetro. Duerme bien, come bien… y vuelve al camino.

De pronto, habrás recorrido un largo trayecto sin darte cuenta. Cuando el corazón te lleva el tiempo se hace corto. Mirarás abajo desde los mil, los dos mil o los tres mil metros y todas las agujetas, los pies doloridos, el cansancio y el temor no podrán más que desaparecer ante la belleza de la vista. Disfruta de todo lo que ves, es la recompensa a tu esfuerzo. Párate a respirar profundamente. Cuando alguien ha vivido siempre a ras de suelo las alturas pueden marearle. Siéntete feliz aquí mismo. Aunque la meta es impresionante, este lugar tiene su propia hermosura.

Todo tu ser se irá transformando. Tu cuerpo se sentirá más saludable y fuerte. Tu corazón estará preparado para las sorpresas. Tu mente te dirá que no hay peligro que no puedas resolver. Tal vez tendrás que reducir tu marcha porque a más altura se torna más y más escarpado. Tal vez resbalarás en algunos momentos y desharás parte del camino. No importa. Todo ello forma parte de la aventura de ser. Sólo mantén con firmeza la disposición para dar un paso más.

Por fin, llegarás a la cima y el mundo estará bajo tus pies. Sentirás toda la satisfacción del esfuerzo, de los obstáculos superados, de haber llegado. Sentirás un gozo y una dicha que nunca antes habías sentido. Te darás cuenta que todos los caminantes pueden llegar aquí como tú.

Te dará pereza volver pero lo harás porque estarás ansioso de contar a todo el mundo esta increíble visión. De la nueva perspectiva con que se ven todas las cosas. El cielo está mucho más cerca. Los problemas se quedaron en tierra, diminutos, allá a lo lejos. Les animarás a venir y tus palabras rezumarán bienestar y paz. Les dirás que no existen los límites.

De pronto, serás adicto a la aventura pero te darás cuenta que no hay montaña más alta para poder escalar, para ir más allá de este círculo ya sin fronteras, pues sólo te queda el cielo… Y Entonces, buscarás la manera de aprender a volar…

Autor: Iolanda González Bertrán

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